Festival Latinoamericano de Cortos En Transe 2008
El jurado compuesto por Gianfranco Rolando, Lucas Parente, Lis Kogan y Matías Piñeiro otorgan el primer premio de la competencia oficial En Transe al cortometraje "Jarro de Peixe" de Salomão Santana (Brasil), y una mención para "Oígo tu grito" de Pablo Lamar (Paraguay).
Para la competencia oficial del Festival Latinoamericano de Cortos En Transe 2008 se han propuesto dos programas; lejos de las burocracias de la organización en términos de duraciones o formatos. Con esto se intenta poner de manifiesto el cine como posibilidad mucho antes que estabilidad; no un hacer cómodo, de la unidad, sino como una forma de un diálogo en conflicto, en movimiento, en contrapunto, que anula las convenciones sobre las diferencias entre ficción y documental, registro y artificio, plano secuencia y montaje, solemnidad y juego.
Encontramos el primer programa marcado por una fuerte relación plástica con la realidad. Ahí parece crearse un mundo conectado con las apariencias, el artificio, y por lo tanto con la forma; mientras que el segundo programa permite explorar dentro de un inconciente colectivo, la busqueda de una invisibilidad que orienta los acontecimientos.
"Jarro de Peixes" radicaliza las cuestiones del registro documental y ficción, de la interferencia del director en la realidad y lo contrario. Se trata de una película hecha con imágenes de archivo, un trabajo de resignificación de un material que no fue pensado para ser una película autoral, pero sí un registro de un encuentro privado. La interferencia aparece como múltiples líneas de fuga, y lo religioso aquí no encuentra del todo su unidad. La unidad, si es que la hay, es una trascendencia puesta en jaque. Lo sacro y lo profano indiferenciados, la fe y el registro como una imposibilidad de identificación que deviene en un artificio.
Por otro lado, nos parece fundamental mencionar el valor del cortometraje "Oigo tu grito", en el que Pablo Lamar propone un tipo distinto de transe, donde se presenta un equilibrio entre lo real y su abstracción, dando lugar a una mirada plástica del mundo. Este corto está entre los cortos que deben su profundidad a una resta más que a una suma. Es tal vez la cuarta dimensión de Dreyer. Una fe sin religión. Es una austeridad que no lo es, y no lo es porque abre. Hay una ausencia de culpa al mismo tiempo que una conciencia viva, una toma de decisión, una alegría. Es hoy una pelicula que exige espectadores.
Buenos Aires, 30 de agosto de 2008.
El jurado compuesto por Gianfranco Rolando, Lucas Parente, Lis Kogan y Matías Piñeiro otorgan el primer premio de la competencia oficial En Transe al cortometraje "Jarro de Peixe" de Salomão Santana (Brasil), y una mención para "Oígo tu grito" de Pablo Lamar (Paraguay).
Para la competencia oficial del Festival Latinoamericano de Cortos En Transe 2008 se han propuesto dos programas; lejos de las burocracias de la organización en términos de duraciones o formatos. Con esto se intenta poner de manifiesto el cine como posibilidad mucho antes que estabilidad; no un hacer cómodo, de la unidad, sino como una forma de un diálogo en conflicto, en movimiento, en contrapunto, que anula las convenciones sobre las diferencias entre ficción y documental, registro y artificio, plano secuencia y montaje, solemnidad y juego.
Encontramos el primer programa marcado por una fuerte relación plástica con la realidad. Ahí parece crearse un mundo conectado con las apariencias, el artificio, y por lo tanto con la forma; mientras que el segundo programa permite explorar dentro de un inconciente colectivo, la busqueda de una invisibilidad que orienta los acontecimientos.
"Jarro de Peixes" radicaliza las cuestiones del registro documental y ficción, de la interferencia del director en la realidad y lo contrario. Se trata de una película hecha con imágenes de archivo, un trabajo de resignificación de un material que no fue pensado para ser una película autoral, pero sí un registro de un encuentro privado. La interferencia aparece como múltiples líneas de fuga, y lo religioso aquí no encuentra del todo su unidad. La unidad, si es que la hay, es una trascendencia puesta en jaque. Lo sacro y lo profano indiferenciados, la fe y el registro como una imposibilidad de identificación que deviene en un artificio.
Por otro lado, nos parece fundamental mencionar el valor del cortometraje "Oigo tu grito", en el que Pablo Lamar propone un tipo distinto de transe, donde se presenta un equilibrio entre lo real y su abstracción, dando lugar a una mirada plástica del mundo. Este corto está entre los cortos que deben su profundidad a una resta más que a una suma. Es tal vez la cuarta dimensión de Dreyer. Una fe sin religión. Es una austeridad que no lo es, y no lo es porque abre. Hay una ausencia de culpa al mismo tiempo que una conciencia viva, una toma de decisión, una alegría. Es hoy una pelicula que exige espectadores.
Buenos Aires, 30 de agosto de 2008.
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